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En 1987 la UNESCO declaró el conjunto formado por la Catedral, el Archivo de Indias y el Real Alcázar como “Patrimonio de la Humanidad” debido al valor histórico que poseían en sí mismos y a que su arquitectura y disposición en el contexto urbano era un reflejo del devenir histórico de la ciudad, reflejado en tres de sus más importantes épocas históricas: musulmana, reconquista cristiana y Puerto de Indias en el siglo XVI.
En este sentido, la declaración de “Patrimonio de la Humanidad” de Sevilla hace hincapié en una circunstancia fundamental para el valor histórico que tiene la arquitectura: el reflejo de su contexto o época constructiva en algunos de sus elementos.
En esta línea, manifiesta que uno de los valores de la Catedral es la perfecta convivencia en su planteamiento arquitectónico de elementos formales góticos (cristianos) y otros precedentes de la mezquita almohade. El mejor ejemplo de ello lo encuentra en la Giralda, donde la conjunción de la caña del alminar con el campanario renacentista resulta completamente armoniosa.
El Alcázar sería muestra de la perpetuidad de las formas islámicas en tiempos de la Reconquista a través del mudéjar, donde igualmente se recurren a elementos propios de la arquitectura islámica anterior para decorar suntuosamente los palacios de los nuevos reyes cristianos. Se trata de lo que se ha llamado en ocasiones un “fenómeno de transculturación”, por el que la cultura dominante se impregna de la cultura conquistada.
El Archivo de Indias constituye un ejemplo muy especial porque, aunque se hace mención a la relevancia de su traza como un magnífico edificio renacentista, reflejo del auge comercial de la Sevilla de entonces, la UNESCO encuentra su máximo interés en su contenido, es decir, en los fondos documentales únicos en el mundo que custodia. Una colección que narra la carrera de Indias, la conquista del Nuevo mundo y, de nuevo, las relaciones interculturales, que se produjeron a través de las rutas marítimas de ida y vuelta.
Veinticinco años después no cabe duda de la proyección internacional que conllevó consigo esta declaración, convirtiéndose en una de las insignias de la Sevilla cultural y en una de sus marcas a exportar a nivel mundial.